La reconstrucción del pasado es el principal objetivo de la Historia. En los últimos siglos, el interés de la sociedad por conocer los hechos y los personajes de los tiempos antiguos ha aumentado considerablemente. Las actividades de investigación y documentación se han multiplicado, implicando a universidades y eruditos de muchos países. Gracias a ellos, hoy más que nunca tenemos una conciencia clara del inestimable valor de un manuscrito, como fuente de información directa sobre el periodo histórico en el que fue escrito.

El estudio y la recuperación de las lenguas antiguas, tales como el latín, el griego, el copto, el hebreo, los jeroglíficos egipcios o la escritura cuneiforme, entre muchos otros, han posibilitado el acceso a innumerables manuscritos que se encontraban en museos, bibliotecas o colecciones privadas, y que ahora nos acercan a las formas de pensar y de entender el mundo de las civilizaciones que fueron antes de nosotros.

A partir de estos documentos, la historia ha logrado una interpretación más objetiva de ciertos períodos de la historia, penetrando en muchos aspectos de las culturas antiguas que habían permanecido por muchos siglos ignorados, y a menudo mal interpretados.

Nuestro Congreso se centra en la investigación de los manuscritos relativos a los orígenes del cristianismo, que han sido desconocidos hasta fechas recientes y que con toda probabilidad estuvieron en posesión de las primeras comunidades cristianas, cumpliendo una función educativa entre las personas que tenían acceso a ellos.

A pesar de que la Biblia está considerada a nivel popular como la fuente por excelencia para el estudio del cristianismo, son muy pocos los que han logrado un conocimiento extenso y profundo de sus escritos.

De hecho, la Biblia contiene una forma de sabiduría cuya pretensión es mucho más educativa que histórica, y por tanto un acercamiento literal al texto en busca de datos históricos o biográficos, normalmente resulta insuficiente o cuando menos confuso. La forma de enseñanza de los escritos bíblicos, considerada una sabiduría revelada por Dios, requiere del lector una capacidad y una visión mucho más intuitiva que la ordinaria, no limitada a las posibilidades del intelecto.

Cabe considerar que el Canon actual de la Biblia, que es el conjunto de libros que la forman, tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento, es una selección relativamente tardía (s. IV d. C.) que no representa con exactitud los papiros que habría disponibles en las estanterías de una biblioteca copta o esenia de principios del siglo II d. C., por ejemplo. Los libros descartados por el Canon forman por sí solos un corpus extenso que requiere todo un estudio específico. Son los denominados “libros apócrifos”, es decir no autorizados por el Canon. Hay que señalar que el significado original de la palabra “apócrifo” es “oculto”.

Hasta hace muy poco tiempo, los escritos conservados de autores romanos como Flavio Josefo y Filón de Alejandría, o de los Padres de la Iglesia, como Orígenes o Clemente de Alejandría, por citar algunos, representaban la principal fuente de información alternativa sobre los primeros tiempos del cristianismo a la que era posible acudir para adentrarse en sus formas de pensamiento. Estos autores complementan a la Biblia en su función de ilustrar adecuadamente
al investigador acerca de los hechos y las convicciones que vivieron y asumieron los personajes reales citados en las escrituras.

A mediados del siglo XX se produjeron una serie de descubrimientos arqueológicos en Oriente Medio de una enorme importancia que impulsaron notablemente las investigaciones de esta etapa histórica: por un lado, el hallazgo de los ahora conocidos como “Rollos del Mar Muerto”, o “Manuscritos de Qumram”, y por otro lado, el descubrimiento, del conjunto de códices denominado “La Biblioteca de Nag-Hammadi”. Estos documentos nos ofrecen una visión
ampliada y corregida del pensamiento cristiano y pre-cristiano en la Palestina de los primeros siglos de nuestra era.

Las implicaciones filosóficas, religiosas y culturales de estos documentos, serán objeto de estudio en nuestro XVI Congreso Europeo, en el que presentaremos un panorama amplio y detallado del pensamiento de las comunidades que escribieron y custodiaron estos importantes manuscritos.

Uno de los textos antiguos que reviste mayor importancia para este estudio es el Códice Askeniano (Askew Codex), originalmente titulado como “Los volúmenes de El Salvador sobre la Pistis Sophia”, y más tarde simplemente “Pistis Sophia”.

Alrededor del año 1780, un médico y coleccionista de libros, de origen inglés, llamado Anthony Askew, vendió al Museo Británico un valioso códice adquirido en Egipto. Se trataba de un códice de pergamino escrito en “Copto”, una lengua hablada sólo en el Egipto antiguo, en la última etapa de la era de los faraones. Cómo llegó a sus manos y finalmente a Londres, es uno de esos episodios de la historia que lamentablemente nunca llegará a conocerse por completo,
ya que en aquella época no existían regulaciones precisas sobre las excavaciones y la custodia de los objetos arqueológicos, por lo que en Egipto (y en la mayoría de países) era frecuente el saqueo de tumbas y la compra-venta de antigüedades sin control alguno.

Las primeras ediciones del manuscrito traducidas al inglés vieron la luz en el siglo XIX, y permitieron por fin ponerle un título general: “Los Volúmenes de El Salvador sobre la Pistis Sophia”.

Entretanto fueron apareciendo nuevos manuscritos de la misma época, siendo un total de tres los códices encontrados:

  1. El Códice de Berlín, que contiene un tratado titulado “La Sophia de Jesús”,
  2. El Códice “Bruce”, que contiene los “Libros de Jeú”, y
  3. El Códice “Askew”, o “códice askeniano”, que contiene la “Pistis Sophia”.

El contenido de los citados códices es coherente, y por lo tanto de un valor inestimable, ya que aporta elementos sorprendentes e inesperados al estudio de un periodo de la historia de muchísima importancia para nuestra cultura, agrandando y enriqueciendo de forma extraordinaria el limitado conocimiento que teníamos de la época y de los personajes asociados.

Lamentablemente, su existencia es prácticamente desconocida para el gran público, siendo solamente consultado por eruditos, académicos e instituciones especializadas que, por diversos motivos, no han alcanzado a impactar en la conciencia del ciudadano de a pie.

El Códice Askew ha sido ha sido conservado por el Museo Británico, y después por la Biblioteca Británica (anexa al museo) desde al menos el año 1780.
El XVI Congreso Europeo de Antropología e Historia abordará de una manera extensa y didáctica los múltiples aspectos históricos y filosóficos que se derivan del estudio del este importante documento, así como de otros códices relacionados, que llevarán nuestra comprensión del origen del cristianismo a un nivel insospechado.

 

Manuscritos de Qumram

Fragmento del denominado “Rollo de Isaías”, que contiene la versión más antigua de un libro de la Biblia. Escrito en hebreo antiguo. Además de ésta, se encontraron unas 20 copias del libro de Isaías en las cuevas de Qumram, en diferentes estados de conservación.

Manuscritos de Qumram

Los Manuscritos del Mar Muerto pertenecieron a la comunidad de los Esenios. Rollo del “Comentario de Habacuc”, que menciona al “Verdadero Maestro” o “Maestro de la Rectitud”

Manuscritos de Qumram

”Rollo de la Guerra, que describe el enfrentamiento entre los poderes de la luz y las tinieblas. La comunidad esenia del Mar Muerto estaba ubicada en asentamiento denominado “Khirbet Qumran”, donde estudiaban y copiaban sus manuscritos. Se han conservado mesas de escritorio y tinteros de la época.

Manuscritos de Qumram

Vista de 4 páginas del Rollo de Isaías. Se encontraron rollos de pergamino en un total de 11 cuevas en las cercanías del asentamiento de Qumram. Fueron escondidos allí durante las revueltas judías, en los primeros años de la era cristiana.

Manuscritos de Qumram

Rollo de la Regla de la Comunidad Esenia, en la que se describe la organización jerárquica de la orden y los requisitos para ser admitido en la misma.

Manuscritos de Qumram

Detalle de la escritura del Rollo de la Regla de la Comunidad, en la que se aprecian los caracteres hebreos, trazados a mano. Algunos de los manuscritos alternan escritura hebrea y aramea. En ocasiones se aprecia la escritura de dos o más copistas.

Manuscritos de Qumram

Rollo del Comentario de Habacuc, vista de 3 páginas.

Manuscritos de Qumram

Detalle del Rollo del Comentario de Habacuc, en el que se aprecian las líneas trazadas en el papiro a modo de guías de escritura.

Manuscritos de Qumram

Vista de varias páginas del “Rollo del Templo”.

Los Evangelios Gnósticos de Nag-Hammadi

 

evangelios nah hammadi

Los textos que componen la “Biblioteca Gnóstica de Nag-Hammadi” están conservados actualmente en la biblioteca del Museo Copto en el Cairo Antiguo. En el año 1945 se encontraron de forma casual unas vasijas enterradas en una zona montañosa junto al cauce del Nilo, en Egipto. Las vasijas contenían un gran número de códices, los cuales pasaron a manos de expertos para su análisis…